
La carne argentina sigue siendo uno de los productos más demandados en los mercados internacionales. Pero, para satisfacer a los compradores más exigentes, el país debe ofrecer novillos más pesados que los habitualmente consumidos en el mercado interno. En este escenario, los rodeos de cría cumplen un papel fundamental, ya que generan los terneros que, tras la recría y el engorde, llegarán a la faena.
Un trabajo reciente del INTA Cuenca del Salado analizó una estrategia que, si bien no es nueva, vuelve a cobrar relevancia: incrementar el tamaño de la vaca como vía para aumentar el peso de faena de los novillos. El estudio revisa las ventajas y desventajas de seleccionar toros de mayor tamaño dentro de la misma raza, con el objetivo de lograr descendencias más pesadas sin salir del biotipo británico predominante en la región.
El dilema productivo: vacas más grandes, ¿mejores o menos eficientes?
Los investigadores del INTA plantean que, al seleccionar toros de mayor tamaño, no solo se logran novillos más pesados, sino también vaquillonas de reposición con mayor peso adulto. Esto genera una consecuencia inmediata: mayores requerimientos nutricionales para alcanzar la pubertad y entrar en servicio.
Las vacas más grandes pueden retrasar su madurez sexual, dificultando la preñez temprana y comprometiendo la eficiencia reproductiva. A esto se suma que, en sistemas pastoriles con recursos forrajeros limitados, el incremento de tamaño puede traducirse en vacas con condición corporal insuficiente para ciclar y preñarse en tiempo y forma.
Relación entre tamaño y demanda de alimento
La ecuación es clara: vacas más pesadas comen más. En los rodeos experimentales de la EEA Cuenca del Salado, los cálculos basados en NRC (2000) muestran que cada 100 kg adicionales de peso vivo representan 1,7 kg más de consumo de materia seca por día (P<0,0001).
Esto implica que, en un mismo campo, caben menos vacas grandes que chicas. Sin embargo, la relación no es lineal: un incremento del 22 % en el peso (de 450 a 550 kg) solo aumenta los requerimientos de mantenimiento un 15 %. Así, 100 vacas de 450 kg requieren el mismo alimento que 87 vacas de 550 kg (Johnson et al., 2010).
El caso de EE. UU. sirve de referencia: la industria frigorífica empujó el peso de las vacas de 450 a 635 kg, buscando mayor rendimiento de res. Pero estudios de Lalman (2018) concluyen que, en muchos casos, el mayor ingreso no compensó los mayores costos de alimentación.
¿Terneros más pesados garantizan eficiencia?
El INTA evaluó la relación entre peso de vaca y peso al destete en dos rodeos de razas británicas en Las Armas y Chascomús. Con vacas de entre 270 y 549 kg, se observó que cada 100 kg adicionales de peso de la vaca incrementaban en promedio 20,6 kg el peso del ternero (P=0,002) (Figura 1).

No obstante, al analizar la eficiencia (peso del ternero al destete respecto al peso vivo de la madre), la relación fue negativa (Figura 2): las vacas más grandes destetan menos kilos en proporción a su tamaño (4 % menos cada 100 kg, P=0,002). Además, cada 100 kg adicionales de la madre requirieron 1,2 kg de materia seca por día para producir un kilo de ternero (P=0,06).

Impacto en el peso de faena de los novillos
En la EEA Balcarce, se compararon novillos provenientes de vacas chicas (390–420 kg) y grandes (520–550 kg). Los hijos de vacas más pesadas faenaron 73 kg más y 22 kg más de res por cada 100 kg adicionales de peso materno. Sin embargo, también consumieron 1,94 kg más de materia seca por día y necesitaron 27 días extra de engorde.
Resultados similares fueron reportados en Nebraska (Ziegler et al., 2020), donde se registró un incremento de 10,3 kg en peso final y 6,48 kg en res por cada 100 kg más en la madre. Pero el análisis económico concluyó que la producción total podía ser más rentable con vacas de menor tamaño.
Biotipos británicos: escocés vs. importado
En la Cuenca del Salado conviven dos biotipos Angus:
- Biotipo chico o escocés: vacas de 400–500 kg y toros de 800–900 kg. Novillos que terminan con 380–450 kg, con adecuada cobertura de grasa.
- Biotipo grande: vacas de hasta 600 kg y toros de más de 1.000 kg. Novillos que alcanzan o superan los 500 kg de faena.
Los toros denominados Curve Bender o “Dobladores de curva” permiten combinar bajo peso al nacer con alto peso final, rompiendo la correlación genética entre etapas de crecimiento. Sin embargo, el mayor tamaño puede ser un desafío en sistemas pastoriles extensivos, donde la oferta forrajera es limitada.
¿Hasta dónde conviene aumentar el tamaño de la vaca?
El interrogante que plantea el equipo de INTA Cuenca del Salado es clave: ¿se puede incrementar el tamaño de la vaca sin afectar la eficiencia reproductiva y la rentabilidad?
En la región, donde predomina la cría pastoril, el riesgo es que un biotipo demasiado grande comprometa la fertilidad de las hembras de reposición y extienda los plazos de recría y engorde. Por eso, se iniciaron ensayos comparativos para evaluar el desempeño de distintos biotipos en sistemas de ciclo completo.
Más allá de los kilos de faena
La selección de toros más grandes puede ser una herramienta para ganar kilos de res y acceder a mercados que demandan novillos pesados. Sin embargo, los sistemas de cría deben evaluar cuidadosamente la relación costo/beneficio, ya que la eficiencia reproductiva y el costo de alimentación son determinantes en la rentabilidad final.
El desafío está en encontrar el equilibrio entre el tamaño de la vaca, la fertilidad del rodeo y el peso de faena de los novillos, con información local que guíe las decisiones de los productores.