Estudio revela cómo la percepción de los productores agropecuarios sobre la fauna silvestre impacta en la gestión de la biodiversidad

Estudio revela cómo la percepción de los productores agropecuarios sobre la fauna silvestre impacta en la gestión de la biodiversidad

Un estudio en la región pampeana relevó la percepción de 65 productores sobre fauna silvestre. Se registraron valoraciones negativas hacia dos grupos de aves y cinco de mamíferos, y positivas hacia cinco grupos de aves. La conservación de vegetación y la reducción de agroquímicos fueron prácticas clave, mientras que la caza fue el principal método de control. 

Un reciente estudio sobre la relación entre los productores agropecuarios y la fauna silvestre en la provincia de Buenos Aires pone en evidencia los desafíos que enfrentan los agricultores para equilibrar las necesidades productivas con la conservación del medio ambiente. La expansión de la agricultura y la ganadería en la región pampeana ha generado una creciente superposición entre los hábitats de especies silvestres y las actividades humanas, lo que se ha traducido en conflictos entre ambos. Tradicionalmente, la respuesta a estos conflictos ha sido la aplicación de medidas letales, como la caza y el uso de venenos, pero también comienza a ser reconocida la importancia de algunas especies como aliadas en el control biológico de plagas o en el impulso del ecoturismo. 

Este estudio, que abarcó a 65 productores agropecuarios de distintas localidades de la provincia de Buenos Aires, tuvo como objetivo principal conocer las percepciones de los agricultores sobre diversas especies de aves y mamíferos presentes en la llanura bonaerense. Los resultados de la investigación podrían ser clave para diseñar estrategias de conservación que promuevan una coexistencia más armónica entre las actividades agropecuarias y la biodiversidad local. 

 

El análisis de las respuestas de los productores muestra que, si bien algunos animales son percibidos como una amenaza para los cultivos, muchos también son reconocidos por los beneficios que aportan a los ecosistemas agrícolas. En el caso de las aves, por ejemplo, los productores mostraron una percepción generalmente positiva hacia especies como aves acuáticas, aves rapaces, gaviotas, lechuzas y perdices. Estas aves no solo tienen un papel importante en el control natural de plagas, sino que también pueden contribuir al ecoturismo, una actividad que ha ido ganando relevancia en las zonas rurales de la región. 

Por otro lado, las percepciones hacia los mamíferos fueron mayormente negativas. Especies como el jabalí, la liebre europea, el puma y la vizcacha son vistas como competidoras de los animales domesticados y causantes de daños a los cultivos. Las cotorras y las palomas, al igual que los mencionados mamíferos, recibieron una valoración negativa debido a los perjuicios que ocasionan, especialmente en las cosechas. Sin embargo, el estudio también reveló que algunas especies de mamíferos, como el zorro pampeano y el gato montés, recibieron valoraciones más positivas en aquellas propiedades donde se realiza ecoturismo. 

Aunque muchos productores expresaron una actitud favorable hacia ciertas especies, los métodos empleados para favorecer la fauna o controlar las especies problemáticas fueron limitados. La mayoría de los encuestados no aplicaron medidas específicas para conservar o controlar las especies presentes en sus campos. De aquellos que sí adoptaron alguna estrategia, la mayoría optó por prácticas que buscan minimizar el impacto ambiental, como la conservación de la vegetación natural en los márgenes de caminos o la reducción del uso de agroquímicos, lo que beneficia tanto a aves como a mamíferos. 

Sin embargo, la caza sigue siendo la estrategia más comúnmente empleada para controlar a las especies percibidas como perjudiciales, como las cotorras, las palomas, el jabalí y la liebre europea. Además, algunos productores mencionaron el uso de venenos como una forma de controlar plagas, especialmente en el caso de las palomas y el peludo, una especie de roedor que afecta los cultivos. 

Uno de los aspectos más relevantes del estudio es la disposición de los productores a adoptar métodos de conservación más sostenibles. La mayoría expresó una actitud positiva hacia la adopción de prácticas como la reducción del uso de agroquímicos, aunque con ciertas dudas. Un 43% de los encuestados se mostró dispuesto a reducir el uso de estos productos, mientras que un 37% expresó reservas sobre esta medida, lo que sugiere que muchos productores aún no perciben los beneficios inmediatos de esta práctica o temen que pueda afectar la rentabilidad de sus actividades. 

Este dato refleja una tendencia a favor de la conservación, pero también evidencia la falta de confianza en algunos métodos que podrían impactar directamente en los rendimientos productivos. En este sentido, es crucial continuar promoviendo la sensibilización sobre los beneficios de adoptar prácticas más sostenibles, que puedan garantizar una mayor rentabilidad a largo plazo y, a su vez, preservar la biodiversidad. 

Otro hallazgo importante del estudio fue la variabilidad de las percepciones en función de las actividades agropecuarias desarrolladas en cada campo. Por ejemplo, los productores de aves de corral y cerdos tendieron a tener una percepción negativa del ñandú, mientras que aquellos involucrados en el turismo rural valoraron positivamente a mamíferos como el zorro pampeano y el gato montés, debido al atractivo que estos animales tienen para los turistas. 

En general, las percepciones hacia las aves fueron más positivas en comparación con los mamíferos, sin embargo, el estudio evidenció que las percepciones pueden variar significativamente dependiendo de la actividad económica principal de cada productor. Esto sugiere que las estrategias de conservación deben ser adaptadas a las particularidades de cada tipo de producción agropecuaria, tomando en cuenta tanto los beneficios de la fauna para los ecosistemas como las necesidades y preocupaciones de los productores. 

En cuanto a las características de los encuestados, el estudio reveló que la mayoría de los productores eran hombres (68%), con una edad promedio de 46 años. El 51% de los encuestados contaba con estudios universitarios, lo que podría indicar una mayor apertura hacia nuevas prácticas y conocimientos. Además, el 65% de los encuestados no vivía en el campo, lo que sugiere que muchas decisiones sobre el manejo de los recursos naturales podrían ser tomadas desde una perspectiva más alejada de la realidad cotidiana del campo. 

En cuanto a la propiedad rural, el 39% de los encuestados eran propietarios, el 18% eran asesores y el 15% administradores. La mayoría de las propiedades rurales combinaban actividades agrícolas y ganaderas, aunque también se observó la presencia de actividades alternativas como la apicultura y la cría de ñandúes, lo que demuestra la diversificación de la producción en la región. 

El estudio revela que las percepciones de los productores agropecuarios sobre la fauna silvestre en la región pampeana son diversas y, en muchos casos, contradictorias. Aunque la mayoría de las especies de aves son vistas positivamente, especialmente aquellas que brindan servicios ecosistémicos, las percepciones hacia los mamíferos siguen siendo mayormente negativas. Sin embargo, la actitud favorable hacia algunas especies y la disposición de los productores a adoptar prácticas de conservación sugieren que existe un potencial para mejorar la coexistencia entre la producción agropecuaria y la biodiversidad. 

Las políticas públicas deben centrarse en diseñar estrategias de conservación que sean prácticas y beneficiosas para los productores. Esto incluye la promoción de métodos de manejo sostenible, como la reducción de agroquímicos y la conservación de hábitats naturales, que puedan generar beneficios tanto ecológicos como económicos. De esta manera, será posible fomentar una convivencia más equilibrada entre las actividades humanas y la fauna local, asegurando la sostenibilidad de los ecosistemas de la región pampeana a largo plazo. 

El estudio concluye que es necesario seguir avanzando en la sensibilización de los productores para promover una mayor integración de la biodiversidad en las prácticas rurales, con el objetivo de lograr un equilibrio entre las necesidades económicas y la conservación del medio ambiente. 

Destacado

El mantenimiento de la vegetación natural de los bordes de caminos y terrazas fue el principal método para favorecer a las aves, mientras que la reducción del uso de agroquímicos lo fue para favorecer a los mamíferos. 

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